¡Hola Amigos!
Luego de haber enfrentado con un dolor indescriptible las pérdidas de mi Progenitor y de quienes no llegaron a nacer, la celebración del “día del Padre” no ha tenido para mí el significado especial que nuestra sociedad le suele otorgar y, si bien, en un momento como éste, todo parecía desvirtuarla, desde muy temprano, un grupo de Colegas, a través de las redes sociales se prodigaron en saludos para los suyos. Esto me produjo una gran nostalgia y un sentimiento de vacío al no poderme identificar con dichas expresiones; sin embargo, a eso del mediodía, uno de mis más estimados exalumnos, Diego Espinoza, hoy Arquitecto, me trasmitió un mensaje que, por su profundidad y sinceridad, me conmovió y que les comparto:
“¡Hola! Abel!
¡Te quería saludar y darte una vez más las gracias por ser ese Padre y Padrino en la universidad y en esta vida profesional!
Siempre te voy a estar agradecido por haber creído en mi y haberme enseñado a creer en mi como profesional, en momentos en los que dudaba si la arquitectura era para mi… ¡Hoy más que nunca estoy feliz de haber elegido esta hermosa carrera la cual cada día amo más. Y, en cada logro profesional y persona te tengo muy presente!
¡Infinitas gracias! ¡Te quiero y estimo muchísimo!
¡Un abrazo y espero verte pronto!”
El valor de su mensaje es aún mayor, porque la labor que realizamos como docentes es muy poco valorada y sobre todo porque han transcurrido más de cinco años en los que tuve el honor de servirle de guía a él y a su grupo. El agradecimiento es completamente recíproco y significativo, porque me ha permitido revelar sentimientos similares por mis Maestros, a lo largo de mi carrera y de mi ejercicio profesional, de la talla de Luis Guillermo Flores, Mario Lungo, José Luis Jiménez Crespo, José Luis Jiménez Nema, Edgar Brenes, Jorge Bertheau, Rafael Felo García, Guillermo Salazar, Hernán Jiménez, Rafael Aguero, Ivetta Ganeva, Ibo Bonilla, Alfonso Ramírez Ponce y tantos otros que siguen presentes en el profesional que cada uno de ellos contribuyó a construir y que no podía haberse traducido de forma distinta al trasmitirles, en el proceso formativo, los valores de una profesión tan extraordinaria como la Arquitectura. Este agradecimiento es extensivo al Arq. Rodrigo Martínez, actual Presidente del Colegio de Arquitectos, quién me confió semejante responsabilidad aun cuando carecía de experiencia docente.
¡A todos y al Cosmos, muchas gracias!
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